La doble vida de un ejecutivo
e pronto, ella saltó gritando :
– ¿Cómo se llama?
– ¿Quién?
– Esa guarra2 con la que sales.
5 – ¿Qué te pasa?
– Me pasa que es la tercera vez que te ven por la mañana en el Retiro3. Ya me dirásqué haces
allí a esa hora.
– Nada.
Tenía algunas razones para sospechar. Desde un tiempo a esta parte encontraba a su
10 marido muy nervioso, con los ojos perdidos en el techo y excesivamenteobsesionado por los
gastos de casa. Se pasaba noches enteras insomne, o con sueños de pesadilla, en los que
balbucía palabras de amor o de dinero. ¿Quién sería esa perra2? Cuando el hombre supo que laactitud de la mujer se debía sólo a un ataque de celos4 tuvo una sensación de alivio5. Su caso era
más cruel. En realidad se trataba de un ejecutivo de 47 años que se había quedado sin trabajo y
15quiso ocultar por pura vanidad la tragedia para no sentirse un ser despreciable.
El primer acto de esta crónica verídica había comenzado muchos meses antes.
Sencillamente, la empresa de plásticosdonde él hacía el brillante papel de director comercial
había quebrado6 de un modo fulminante. Una mañana fue al despacho y se halló con la sorpresa
de que los americanos se habían llevado hasta losceniceros. En la moqueta sólo estaban los
20 listines de teléfonos y las secretarias, de pie […]. La caída se había desarrollado a sus espaldas,
con la estrategia de un golpe de mano; no había nadaque hablar, los rubios habían volado a
Nueva York, y este ingeniero industrial se vio en la calle sin previo aviso, formando una gota de
rocío en el mar de la crisis. El asunto se complicópsicológicamente por una cuestión neurótica. El
directo a la mandíbula había sido tan inesperado que el hombre quedó flotando unos días y no
25 logró acopiar el valor7 necesario para confesarse en laalmohada8 con la mujer, de la que sólo
buscaba admiración. Pensó que el problema podría solventarlo9 con cierta brevedad, pero a la
semana siguiente ya había llegado a la conclusión de que el mundo…